La mayoría de los combates se concentran en el barrio de Abra, en los alrededores de la mezquita Bilal Bin Rabah, bastión del jeque salafista El Asir, que junto con unos 200 hombres armados, resiste al embate del ejército.
Los enfrentamientos comenzaron a las siete de la tarde del domingo cuando uno de los hombres de El Asir fue arrestado en un control militar. Los seguidores del jeque abrieron fuego contra los uniformados matando a tres de ellos. El presidente Michel Suleimán instó inmediatamente al ejército a usar todas las medidas necesarias para acabar con los atacantes. En un vídeo difundido en YouTube, el jeque El Asir incitaba a los soldados libaneses a desertar de un Ejército "al servicio de Hezbolá e Irán". A pesar de los repetidos intentos del jeque por involucrar a las facciones palestinas, éstas se han mantenido al margen después de que el Presidente palestino Mahmud Abbas prohibiera desde Ramala toda participación armada.
Durante todo el día, efectivos de las tropas libanesas continuaban desplegándose en la zona. En las calles principales de Sidón, los escasos coches que circulan lo hacen a toda velocidad, mientras que los transeúntes escogen calles estrechas para abastecerse de pan y alimentos en las pocas tiendas abiertas. Raghida Hashishi, en la cincuentena, condena la actitud del jeque: "Están matando a nuestros soldados, que son nuestros hijos. Ese descabezado tiene una agenda política, porque Qatar le financia. Ha cruzado la línea roja y esperamos que el Ejército acabe con él".
En el barrio de Abra, el fuego cruzado es intenso. Los francotiradores disparan desde edificios altos atacando las posiciones del ejército. Un tanque se posiciona en una esquina. Al instante comienza el fuego de francotiradores. Varios soldados saltan del tanque y toman posiciones en una estrecha calle respondiendo en dirección al fuego sin conocer con exactitud el origen. Un proyectil impacta a escasos metros de la mezquita del jeque provocando una columna de humo. El origen del fuego de los francotiradores varía cada hora cogiendo por sorpresa a las unidades del Ejército libanés.
El controvertido jeque salafista Ahmed El Asir se ha erigido como firme opositor de la milicia chií libanesa Hezbolá. Sus ataques verbales en la prensa contra la milicia han ido subiendo de tono conforme ha avanzado el conflicto sirio hasta llegar a las armas. En los últimos meses, los enfrentamientos entre el grupo de El Asir y los aliados suníes y chiíes de Hezbolá en Sidón han ido intensificándose hasta estallar el pasado martes cuando un ataque al vehículo de un familiar de El Asir desató cuatro horas de fuego cruzado con uso de lanzacohetes RPG-7 y lanzagranadas. Desde el interior de la mezquita Bilal Bin Rabah y rodeado por milicianos armados enmascarados, el jeque declaraba el pasado martes a este diario que estaba siendo atacado desde tres frentes: Hezbolá, los servicios secretos libaneses al servicio de los anteriores y milicianos de los naseristas sunitas aliados de Hezbolá. Igualmente incitaba a la lucha contra Hezbolá y aseguraba que ha mandado decenas de milicianos a combatir en la frontera libanesa contra Hezbolá y el demonio sirio.
Centenares de civiles han quedado presos de los enfrentamientos, mientras que el Ejército ha puesto un número de emergencia a disposición para que aquellos que deseen ser evacuados proporcionen coordenadas exactas. Militares y civiles son evacuados en ambulancias que llegan de distintas ciudades del sur del país. Las familias que intentan huir de Abra lo hacen ondeando una prenda blanca por la ventanilla y a toda velocidad para eludir los tiros.
Los enfrentamientos han durado toda la noche de ayer y el día de hoy en los que el Ejército libanés avanza con tanques cerrando el cerco sobre la mezquita del jeque. Los hombres de Asir han salido de la mezquita y se ocultan en los edificios colindantes aseguraba un vecino de Abra. El conflicto se ha hecho eco en la norteña ciudad de Trípoli donde decenas de hombres armados se han lanzado a las calles extendiendo el conflicto al norte del país en protesta de los sucesos en Sidón.
Entrada la tarde, el Ejército libanés publicaba un comunicado asegurando que no cesara las actividades militares hasta que la seguridad esté totalmente restablecida en la ciudad y sus alrededores y hasta que todos se sometan a la ley y el orden. La mayoría de los lideres políticos libaneses, incluso aquellos que anteriormente apoyaron indirectamente al jeque como miembros de la familia del exprimer ministro Rafik Hariri, han condenado los ataques al Ejército. Ataques que, con el conflicto sirio como telón de fondo, no cesan de aumentar. Especialmente en los bastiones suníes mas conservadores (Sidón, Arsal y Trípoli) que identifican a los soldados como protectores de Hezbolá. Todos los intentos de mediación por parte de los líderes religiosos suníes para lograr una rendición del jeque El Asir han sido en vano. Mientras, los antiguos jefes de Gobierno libaneses permanecen reunidos en el Gran Serrallo de Beirut discutiendo sobre los siguientes pasos a seguir por el Ejército.
Los enfrentamientos comenzaron a las siete de la tarde del domingo cuando uno de los hombres de El Asir fue arrestado en un control militar. Los seguidores del jeque abrieron fuego contra los uniformados matando a tres de ellos. El presidente Michel Suleimán instó inmediatamente al ejército a usar todas las medidas necesarias para acabar con los atacantes. En un vídeo difundido en YouTube, el jeque El Asir incitaba a los soldados libaneses a desertar de un Ejército "al servicio de Hezbolá e Irán". A pesar de los repetidos intentos del jeque por involucrar a las facciones palestinas, éstas se han mantenido al margen después de que el Presidente palestino Mahmud Abbas prohibiera desde Ramala toda participación armada.
Durante todo el día, efectivos de las tropas libanesas continuaban desplegándose en la zona. En las calles principales de Sidón, los escasos coches que circulan lo hacen a toda velocidad, mientras que los transeúntes escogen calles estrechas para abastecerse de pan y alimentos en las pocas tiendas abiertas. Raghida Hashishi, en la cincuentena, condena la actitud del jeque: "Están matando a nuestros soldados, que son nuestros hijos. Ese descabezado tiene una agenda política, porque Qatar le financia. Ha cruzado la línea roja y esperamos que el Ejército acabe con él".
En el barrio de Abra, el fuego cruzado es intenso. Los francotiradores disparan desde edificios altos atacando las posiciones del ejército. Un tanque se posiciona en una esquina. Al instante comienza el fuego de francotiradores. Varios soldados saltan del tanque y toman posiciones en una estrecha calle respondiendo en dirección al fuego sin conocer con exactitud el origen. Un proyectil impacta a escasos metros de la mezquita del jeque provocando una columna de humo. El origen del fuego de los francotiradores varía cada hora cogiendo por sorpresa a las unidades del Ejército libanés.
El controvertido jeque salafista Ahmed El Asir se ha erigido como firme opositor de la milicia chií libanesa Hezbolá. Sus ataques verbales en la prensa contra la milicia han ido subiendo de tono conforme ha avanzado el conflicto sirio hasta llegar a las armas. En los últimos meses, los enfrentamientos entre el grupo de El Asir y los aliados suníes y chiíes de Hezbolá en Sidón han ido intensificándose hasta estallar el pasado martes cuando un ataque al vehículo de un familiar de El Asir desató cuatro horas de fuego cruzado con uso de lanzacohetes RPG-7 y lanzagranadas. Desde el interior de la mezquita Bilal Bin Rabah y rodeado por milicianos armados enmascarados, el jeque declaraba el pasado martes a este diario que estaba siendo atacado desde tres frentes: Hezbolá, los servicios secretos libaneses al servicio de los anteriores y milicianos de los naseristas sunitas aliados de Hezbolá. Igualmente incitaba a la lucha contra Hezbolá y aseguraba que ha mandado decenas de milicianos a combatir en la frontera libanesa contra Hezbolá y el demonio sirio.
Centenares de civiles han quedado presos de los enfrentamientos, mientras que el Ejército ha puesto un número de emergencia a disposición para que aquellos que deseen ser evacuados proporcionen coordenadas exactas. Militares y civiles son evacuados en ambulancias que llegan de distintas ciudades del sur del país. Las familias que intentan huir de Abra lo hacen ondeando una prenda blanca por la ventanilla y a toda velocidad para eludir los tiros.
Los enfrentamientos han durado toda la noche de ayer y el día de hoy en los que el Ejército libanés avanza con tanques cerrando el cerco sobre la mezquita del jeque. Los hombres de Asir han salido de la mezquita y se ocultan en los edificios colindantes aseguraba un vecino de Abra. El conflicto se ha hecho eco en la norteña ciudad de Trípoli donde decenas de hombres armados se han lanzado a las calles extendiendo el conflicto al norte del país en protesta de los sucesos en Sidón.
Entrada la tarde, el Ejército libanés publicaba un comunicado asegurando que no cesara las actividades militares hasta que la seguridad esté totalmente restablecida en la ciudad y sus alrededores y hasta que todos se sometan a la ley y el orden. La mayoría de los lideres políticos libaneses, incluso aquellos que anteriormente apoyaron indirectamente al jeque como miembros de la familia del exprimer ministro Rafik Hariri, han condenado los ataques al Ejército. Ataques que, con el conflicto sirio como telón de fondo, no cesan de aumentar. Especialmente en los bastiones suníes mas conservadores (Sidón, Arsal y Trípoli) que identifican a los soldados como protectores de Hezbolá. Todos los intentos de mediación por parte de los líderes religiosos suníes para lograr una rendición del jeque El Asir han sido en vano. Mientras, los antiguos jefes de Gobierno libaneses permanecen reunidos en el Gran Serrallo de Beirut discutiendo sobre los siguientes pasos a seguir por el Ejército.
Fuente: EL pais
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