Desde el pasado mes de julio, cada mes han muerto en Siria más de 5.000 personas. La zona más afectada en el conflicto ha sido la región de Damasco, la capital del país, donde se refugian el Gobierno y la plana mayor del Ejército. Allí han muerto 17.800 personas. En los bastiones rebeldes de Homs y Alepo han caído 16.400 y 11.900 personas respectivamente. Sólo desde diciembre han muerto 27.000 sirios, según las listas de bajas de las que dispone la ONU. La estimación oficial anterior de la que disponía el Consejo de Derechos Humanos de ese organismo internacional era de 59.648 bajas, aunque recientemente en la Asamblea General se barajó la cifra de 80.000 víctimas.
Entre los 92.901 fallecidos se cuentan tanto combatientes como civiles. Según la organización Human Rights Data Analysis Group, que ha recabado y procesado la información para la ONU, un 82,6% de ellos son varones. Añade, además, que este no puede considerarse un recuento exhaustivo, ya que obtiene sus datos de ocho organizaciones diferentes que llevan inventarios de bajas que divergen notablemente entre ellos. “Muchas víctimas no están incluidas en estas bases de datos”, dice el informe, que explica que “individuos aislados a los que matan de forma callada en áreas remotas del país no atraen la atención de los medios”.
“Desafortunadamente, tal y como indica el estudio, estas son cifras de un mínimo de víctimas. El verdadero número de aquellos que han muerto es posiblemente mucho mayor”, dijo por escrito este jueves la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navu Pillay, tras revelar los datos. “Las fuerzas gubernamentales están bombardeando y lanzando ataques aéreos contra zonas urbanas, día tras día, y también están utilizando misiles estratégicos y de racimo, y bombas termobáricas. Las fuerzas de la oposición también han bombardeado zonas residenciales, aunque con menos potencia”, añadió.
Según los datos de los que dispone la ONU, al menos 6.561 menores de edad han muerto en combate. De ellos, 1.729 tenían menos de diez años. “Hay, además, casos documentados de niños sometidos a torturas y ejecutados, y de masacres contra familias enteras, incluidos niños”, explicó Pillay. “Junto con este devastador recuento de bajas, ese es un recordatorio de en cuán maligno se ha convertido este conflicto”. Según otro reciente informe de una comisión formada por el mismo Consejo de Derechos Humanos de la ONU, tanto el régimen como los opositores han cometido masacres y crímenes de guerra.
El miércoles, en el informe anual que publica sobre los niños en conflictos armados, lel Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, alertó no sólo de las numerosas bajas de niños en el conflicto, sino de su utilización en el conflicto. La enviada especial de la ONU Leila Zerrougui visitó en diciembre Siria, donde recibió información de que las fuerzas del régimen ha empleado a menores como escudos humanos, para proteger a soldados en incursiones en bastiones rebeldes, y de que las milicias paramilitares gubernamentales y los opositores han armado a niños y los han utilizado como combatientes.
“Según las denuncias recibidas, la vinculación de los niños con el Ejército Libre de Siria suele depender de un pariente que facilita el reclutamiento o de circunstancias en que el niño ha perdido a todos los miembros de su familia”, dice el informe. “También está relacionada con el hecho de que no existe una autoridad de reclutamiento central en el Ejército Libre de Siria y que muchas fuerzas tienen su base en los clanes o en las aldeas. Como consecuencia, los muchachos de edades comprendidas entre 15 a 17 años en promedio se utilizan tanto para el combate como para funciones de apoyo, como el transporte de los alimentos y el agua y la reposición de balas en los cartuchos”.
Fuente: El pais
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