Es sobre todo simbólico, ya que iba dirigido contra el epicentro del poder afgano (el palacio presidencial, la residencia de Karzai) y los locales de la poderosa agencia de inteligencia estadounidense.
Varios responsables afganos afirmaron no obstante que no afectó a la seguridad del palacio ni al edificio de la CIA porque los talibanes no habían conseguido acercarse lo suficiente a ellos.
El ataque deja patente la fragilidad del proceso de paz en Afganistán, una semana después de que los talibanes abriesen una oficina política en Doha, capital de Catar.
El comando talibán comenzó el ataque hacia las 06h30 (02H00 GMT).
El ruido de explosiones y de ráfagas de fusiles de asalto se escuchó en la ciudad, mientras los altavoces de la embajada estadounidense difundían un mensaje de alerta. Al cabo de unos minutos, se veía una espesa humareda negra elevarse en la zona.
"Había cuatro atacantes, uno de ellos se hizo estallar delante del hotel Ariana", donde está instalada la oficina de la CIA, cerca del palacio presidencial, afirmó un portavoz del ministerio de Defensa afgano, Dawlat Waziri. "Las fuerzas de seguridad mataron a otros tres", añadió.
Los atacantes iban en dos coches llenos de explosivos, especificó Mohamad Daud Amin, jefe adjunto de la policía local. Intentaron hacerse pasar por un convoy de la fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF), dijo.
"Había dos vehículos, dos Land Cruisers equipados de tarjetas de identificación de la ISAF y de antenas (que se suelen usar en los coches de las fuerzas extranjeras, ndlr), llevaban uniformes de la ISAF", añadió Mohamad Daud Amin.
Al llegar a un puesto de seguridad, "el primer vehículo fue controlado, y pudo pasar. Pero los guardias tuvieron dudas con el segundo coche e intentaron bloquearlo. Entonces estalló un combate y los coches hicieron explosión", dijo.
Tres guardias afganos, que se hallaban en un puesto de seguridad cerca del hotel Ariana, murieron y otro resultó herido en el ataque, afirmó a la AFP un portavoz del gobierno afgano, Rafi Ferdus.
El ataque fue reivindicado por los talibanes. "Un importante grupo de combatientes atacó la oficina de la CIA, el palacio y el ministerio de Defensa", declaró un portavoz de los insurgentes, Zabihulá Mujahid.
Demuestra que el camino hacia la paz será largo y difícil en un país en guerra desde hace casi 12 años y en el que la violencia y los atentados forman parte del día a día.
Los talibanes llevaron a cabo la operación un día después de un encuentro en Kabul entre Karzai y el enviado especial estadounidense para Afganistán y Pakistán, James Dobbins.
Este último declaró el lunes que Washington estaba "escandalizado" por la forma en la que los talibanes abrieron, el pasado martes, su oficina en Catar, que se supone que debería ser un primer paso para un acuerdo de paz en Afganistán.
Durante la instalación de esta oficina, los rebeldes, que combaten al gobierno de Kabul y las fuerzas internacionales, hicieron referencia al Emirato islámico de Afganistán (como se llamaba el gobierno afgano antes de su caída en 2001), lo que enfureció a Karzai.
De todos modos los talibanes advirtieron la semana pasada que los eventuales contactos diplomáticos no les impedirían perpetrar ataques.
La violencia también golpeó el sur del país este martes por la mañana. Ocho mujeres y dos niños de una misma familia murieron por la explosión de una bomba en la provincia de Kandahar, un bastión talibán, cuando acudían a una ceremonia de esponsales, informaron las autoridades locales.
AFP
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