Washington, Estados Unidos.- En alerta por la retórica antimigratoria en la campaña presidencial 2016, el creciente electorado latino se ve en la encrucijada de perder relevancia o revertir su baja participación en las urnas y redefinir el poder de la primera minoría de Estados Unidos.
Aunque ese potencial pareciera prometer un mayor impacto del voto latino en la elección presidencial en 2016, la población latina padece un continuo alejamiento del proceso político.
Entre 2000 y 2012, se incorporaron 10 millones de nuevos electores hispanos, pero el número de quienes fueron a las urnas creció solo la mitad. Incluso con la reforma migratoria en juego en 2008 y 2012, solo la mitad fue a votar, comparado con dos tercios entre blancos no hispanos y negros.
Un electorado predominantemente joven -en todos los espectros son los menos movilizados en las elecciones-, que vive principalmente en estados que no serán relevantes en los comicios estadounidenses de 2016, son algunas de las explicaciones.
Aun así, se espera que los “latinos serán fuertemente cortejados” en Florida, Nevada y Colorado, estados “violeta” -mezcla del azul de los demócratas y el rojo de los republicanos-, donde representan el 14% del electorado, dijo a la AFP Juan Carlos Huerta, profesor de ciencias sociales de la Universidad Texas A&M.
“¿Eclipse latino?”
Entra en escena el virulento discurso en la campaña sobre un tema muy sensible para los latinos: la suerte de los 11 millones de indocumentados y el disfuncional sistema migratorio.
Los llamados desde el partido Republicano a construir muros fronterizos, deportaciones y referencias a “recuperar nuestro país” parecen chocar con el relato de cenicienta que acompañó a los latinos en los últimos cinco lustros: a la explosión poblacional -de 35 millones a 57 millones- le seguirían los triunfos políticos.
AFP
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